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En los accidentes de tránsito, la responsabilidad por los daños causados puede recaer en varias personas, no solo en el conductor del vehículo involucrado. Un caso reciente nos ayuda a entender cómo se determina esta responsabilidad y qué factores se consideran clave en una decisión judicial.
La responsabilidad extracontractual se refiere a la obligación de reparar el daño que una persona causa a otra, fuera de un contrato. En el contexto de un accidente de tránsito, esto significa que si alguien sufre daños debido a la conducta de otro (como un choque), la persona responsable debe compensar a la víctima.
Un aspecto central en estos casos es el nexo causal, que conecta directamente la acción del causante con el daño sufrido por la víctima. Sin este vínculo, no se puede exigir responsabilidad. En nuestro caso, se evaluó si las acciones del conductor del bus, y las circunstancias que rodearon el accidente, mantenían un nexo causal suficiente para establecer la responsabilidad.
Por ejemplo, el conductor del bus argumentó que huyó del lugar por miedo tras ser agredido por un tercero. Este argumento buscaba interrumpir el nexo causal entre su conducta y la muerte de la víctima. Sin embargo, la corte concluyó que, a pesar de esta agresión, la imprudencia del conductor al reiniciar la marcha fue un factor determinante en el accidente.
En algunos casos, no solo el conductor es responsable, sino también el propietario del vehículo, quien puede ser considerado solidariamente responsable de los daños causados. Esto significa que la víctima puede exigir la indemnización a cualquiera de los dos, ya que ambos comparten la obligación de reparar el daño.
En el caso analizado, el propietario del bus fue condenado a indemnizar a los familiares de la víctima. La corte decidió esto basándose en el artículo 169 de la Ley de Tránsito, que establece la responsabilidad objetiva del propietario de un vehículo que causa un daño, independientemente de la culpa.
Un punto de debate fue la conducta de la víctima. En este caso, la víctima había descendido de su vehículo tras una colisión menor, colocándose en un lugar peligroso. Esta imprudencia fue considerada por la corte para reducir el monto de la indemnización, pero no eliminó por completo la responsabilidad del conductor y del propietario del bus.
Los accidentes de tránsito no solo se resuelven mirando quién fue el culpable directo, sino también considerando todas las circunstancias que contribuyeron al daño. La ley busca un equilibrio entre la compensación justa para las víctimas y la responsabilidad que corresponde a cada parte involucrada. Este caso nos recuerda la importancia de actuar con prudencia y de entender que la responsabilidad puede extenderse más allá de quien directamente causó el daño.
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